lunes, 31 de marzo de 2014

Jornada 8: Embalse de García De Sola 29-03-2014

Lugar: García De Sola

Fecha: 29 de Marzo del 2014

Miembros: Alex, Alfonso, Eugenio y Pepe

Descripción:


Por fin, por fin vuelvo a una convocatoria, pensaba. Llevaba varias semanas sin poder salir a pescar y viendo como mis colegas se lo estaban pasando pipa, sacando peces y alguno realmente bueno (como habéis podido observar en publicaciones anteriores). El lugar elegido volvía a ser nuestro querido embalse García De Sola y los “leones” fuimos Alex, Pepe, Uje y yo; ya que los “huevones” se rajaron por el pronóstico del tiempo, jejeje.

Salimos temprano, ya que hay que recoger a todos y parar a desayunar. El cielo estaba bastante encapotado y en todo el camino la lluvia ligera iba alternándose con momentos de calma, como bien sabíamos que iba a ocurrir. Por la zona de la comarca de La Jara, los bancos de niebla aún dificultaban más el viaje.

Con la calma necesaria al fin llegamos, bajamos del coche y empezamos a montar las cañas. La zona era nueva para mí, así que fui siguiendo los consejos de mis compis y recorrimos la orilla buscando el patrón de días anteriores. Pero en seguida nos dimos cuenta de que nuestros temores se iban a cumplir: el bajón de temperatura de estos últimos días había sido un golpe en la creciente actividad de los peces, por lo que la estrategia cambió. Ahora había que localizar de nuevo a nuestros amiguetes.

Los lances se sucedían, uno tras otro. Y nada, esos diablillos no daban señales de vida. El temido bolo revoloteaba cual buitre por nuestras mentes...

En una de las estructuras que estábamos tocando, observamos como unos pescadores desde barca sacaron un pez. Eso nos esperanzó un poco y nos dio energías, ya que al rato Uje notó una picada que no llegó a materializar. Al poco después, me pasó a mí lo mismo.

Decidimos separarnos, dos y dos. Alex y yo nos fuimos para adelante y Pepe y Uje se quedaron rezagados. No tardamos en oír la voz de alarma: Uje había sacado un pez de unos 700 g. Bueno, algo es algo. En ese tanto, yo volví a desperdiciar otra picada, aunque esta vez no fue culpa mía: el pez no me dio tiempo de clavar.



Dándole vueltas al coco, me di cuenta de que los dos peces que vi sacar y las tres picadas que tuvimos habían sido en lugares de las mismas características. ¿¿Bingo?? Alex dijo de avanzar hacia un lugar donde otros días habían salido peces y llegamos a una zona que era idéntica a la que sospechaba que albergaba a los verdes. Y si, ¡¡BINGO!! No desaproveché mi tercera oportunidad y saqué mi primer bass del año, de unos 600 g también.
 
 

Nada más llegar, Pepe consiguió fotografiarse con el hermano, ya que era del mismo porte. Alex mientras tanto, seguía sin catarlos. Con la mala suerte encima de que mientras hablaba por teléfono, clavé delante de sus narices el pez que sería el más grande del día; un black bass que le faltó poco para llegar al kilo.
 


Ya en el camino de vuelta conseguí cerrar el día con mi tercera captura, que no pesé por ser igual que los que estaban saliendo en torno a los 600-700 g y por fin, y en el descuento como siempre, Alex se quitó el bolo con un bonito bocazas de 850 g.



El viaje de vuelta fue horrible por la niebla y la lluvia, que en esos momentos si cayó con intensidad. Pero después de llegar a casa, el sentimiento era que había merecido la pena. El tiempo no fue el más apetecible pero los peces, lejos de dar bien la cara, nos recompensaron el gran esfuerzo hecho, tanto por el atrevimiento como por la insistencia en su búsqueda en un día que hubo que trabajárselo mucho para conseguir una picada. Días así son en los que se demuestra la afición.



Un saludo y hasta la próxima.

Alfonso

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