lunes, 14 de noviembre de 2016

Jornada 23: Embalse de Orellana 12-11-2016

Lugar: Orellana

Fecha: 12 de Noviembre del 2016

Miembros: Alejandro, Alex, Juanmi y Pepe

Descripción:


Los pronósticos auguraban buen día para la práctica de la pesca. Así pues, Juan, Pepe, Alex y yo decidimos darnos una vuelta por Orellana, con el fin, antes de iniciar la jornada, de investigar algunos caminos nuevos y de paso acercarnos más al agua a la hora de echar la barca. La verdad es que no tuvimos mucho éxito, y entre unas cosas y otras se nos fue media mañana y tuvimos que volver al punto de partida. Antes, ya habíamos hecho la planificación de la jornada y la parada correspondiente habitual para desayunar, para encajar mejor los efectos del madrugón. Total, cuando quisimos empezar a pescar, pasaban más de las once de la mañana. Durante el día se presentó una escasa niebla que evitaba el sol.

Pasaban las horas y la sonda no daba señales de peces y a ninguno se nos movía la caña. Eran aproximadamente las trece treinta cuando en una sacudida rápida, Alex clavó un luciete de un kg aproximado de peso, lo que nos despertó de nuevo a todos los ánimos.



Tras el correspondiente descanso para comernos un piscolabis y cuando más tranquilos estábamos todos, se produjo la anécdota simpática de la jornada. Sobre el centro del embalse, note una extraña “picada” con una fuerte resistencia, (Juanito pensaba que podía ser una carpa de al menos unos 15 kg de peso). Del carrete no paraba de salir el hilo, no daba abasto a recoger cuando en el otro extremo a lo lejos divisamos a un paisano con aires de extranjero salir entre los cañizos, que al igual que yo, caña en mano, realizaba maniobras de recogida de hilo. Entre las correspondientes risas, Juan se encargó en inglés de resolver el caso y así poner la nota de humor con la conversación lejana.

Por lo demás, las cosas seguían igual por allí. Solo se veía a los cuatro carperos que estaban por la zona. La sonda seguía sin mostrar pez alguno, por lo que decidimos emprender regreso a puerto, pero despacito, echando algunos lances finales. Y fue en uno de esos, al curricán, cuando sin esperarlo, alrededor de las tres y media de la tarde, Pepe enganchó un bonito luciete de aproximadamente 2 kg de peso. Por su parte Juan y yo nos apuntábamos otro bolo más a la lista, pero contentos por las capturas de nuestros compañeros.



Así llegado el momento empezamos a recoger, antes que nos pillara la noche. Finalmente nos tomamos nuestras cervecitas para finalizar una buena jornada en general.

Saludos a los compañeros que no nos pudieron acompañar y hasta la próxima.

Un abrazo.

Alejandro