martes, 27 de marzo de 2012

Jornada 7: Río Tajo 24-03-2012

Lugar: Río Tajo

Fecha: 24 de Marzo del 2012

Miembros: Alejandro, Alex, Juanmi y Pepe

Descripción:

8 de la mañana. A la vista una larga cuesta. Así comenzaba una jornada de pesca que se presentaba intrigante, en busca de las preciadas luciopercas. Una vez descendida la tan temible cuesta, dirigiéndonos a la zona en la cual solíamos empezar, Pepe avistó una zona que le parecía muy adecuada para empezar la mañana. Sin embargo, decidimos continuar la marcha (¡¡¡ maldito momento !!!) y esta decisión marcó el desarrollo de toda la jornada…

Una vez dispuestos a lo largo de la orilla, todos repetíamos el mismo proceso: lanza y recoge. Aunque la mayoría de las veces, sobre todo para Alejandro y para mí, este proceso se alargaba más de lo deseado: lanza, recoge, engancha, pierde y monta.

En estas condiciones nos encontrábamos cuando la caña de Pepe comenzó a arquearse. Acto seguido un “bocagrande” se dejó ver por la superficie. 1.250 kg. de pez. Empezaba bien el día, al menos para Pepe.


Esta captura subió el ánimo del resto de grupo, pero de momento siempre se acababa con el mismo resultado: lanza y recoge (engancha, pierde y monta).

Viendo que las ansiadas percas seguían sin aparecer decidimos avanzar andando un poco más. Menos enganches, eso sí, pero los peces seguían sin aparecer. De nuevo la caña de Pepe se arqueó. El resto del grupo con mirada atenta preguntándonos para nosotros mismos “¿Cómo lo hará?”. El resultado fue una bonita lucioperca de 1.160 kg.


Sin desistir, proseguíamos con la pescata sin obtener más resultados. Otro pescador se acercó a nuestro sitio y mientras realizaba algunos lances nos comentó que había una zona en la que otros pescadores se estaban hinchando a sacar luciopercas. En ese momento Pepe dirigió una mirada acusadora al resto del grupo. Efectivamente. Era la zona que Pepe nos comentó al iniciar el día.

Hacia allí nos dirigimos. Una vez instalados, se vieron sacar varias luciopercas a nuestro alrededor. Nosotros, de momento, nada. La zona tenía muy buena pinta y Alex demostró que Pepe no se había equivocado al elegir esa zona. Hilo tensándose poco a poco, cara de asombro de Alex y… un buen cachetazo con el que consiguió su primera pieza del día. Una pieza de 1.600 kg.


En esa zona se pasó el resto del día. Los enganchones en rocas prosiguieron e incluso alguna que otra vez consiguieron sacar de sus casillas hasta al mismo Pepe, quién volvió a sacar una lucia poco después que Alex. Su peso rondaría los 1.500 kg.


Más tarde… de nuevo Pepe, ¿quién sino?, clavó algo. Por la manera de tirar sabíamos que se trataba de una lucioperca, pero, ¿sería de las grandes?. Sin apenas resistencia se iba despejando la duda. A nuestro parecer, sería del tamaño de las anteriores. Sin embargo, a medida que se aproximaba a la orilla, el carrete de Pepe comenzó a sonar. Efectivamente, el animal oponía resistencia y como prueba de ello no dejaba de salir hilo de la bobina de Pepe. Tras una intensa lucha, la perca cedió. Al verla ya sí que quedó nuestra duda despejada. 3.820 kg. pesada y al agua. Incluso a Alejandro, que se encontraba un poco más alejado del resto, se le salían los ojos de las órbitas.


Deseosos de capturar un ejemplar parecido, proseguimos con nuestros lances. El día seguía igual para Alejandro y para mí. Ambos no dejábamos de cebar con señuelos, para que luego fuesen otros los que recibiesen la recompensa… Y de nuevo Pepe. Otra nueva lucioperca, en este caso del estilo de las primeras, 1.250 kg.


Poco a poco nos dábamos cuenta de que la jornada se iba agotando, y Alejandro y yo, a pesar de haber visto unos buenos ejemplares, seguíamos ansiosos de notar al menos una picada.

Finalmente, cuando la jornada estaba a punto de concluir, una caña reflejaba el movimiento de un nuevo pez al otro lado de la línea. ¿Alejandro? ¿Yo? No. Nuestro destino estaba ya escrito. Fue Alex quien a menos de dos metros de la orilla notó la picada. En este caso el ejemplar rondaba los 1.500 kg.


Buenos dientes presentaba.


Tras esa captura decidimos poner rumbo al coche para poner fin a una jornada dispar. A la vista, una larga y escarpada cuesta...

En resumen, a pesar de los bolos que nos marcamos tanto Alejandro como yo y de las numerosas pérdidas de señuelos, resultó una jornada satisfactoria en la que se pudo ver un bonito ejemplar de bass así como el nuevo récord del club de lucioperca.

Juanmi

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