lunes, 18 de junio de 2012

Jornada 22: Embalse de Cijara, Embalse de San Juan y Embalse de Picadas 16-06-2012

Lugar: Cijara, San Juan y Picadas

Fecha: 16 de Junio del 2012

Miembros: Alex y Pepe (Cijara), Alfonso y Javi (San Juan y Picadas)

Descripción
(Cijara):

Nueva jornada, nuevo destino, esta vez Eugenio, Pepe y yo nos dirigimos a una zona que no habíamos pescado nunca de Cijara, ¿Se daría mejor que la semana pasada? Esa fue nuestra pregunta cuando nos bajamos del coche.

La zona parecía muy tranquila, sin coches, sin gente y en silencio. Nada de aire y una temperatura de aproximadamente 15 grados.

Nada más llegar al agua nos sorprendió la cantidad de alburnos que se apreciaban, parecía una plaga, lo que lógicamente nos hacía deducir que los peces tenían comida para aburrir.

Comenzamos a pescar tentando al bass, y no tardó mucho Pepe en tener la primera picada pero que por desgracia para todos no duró mucho ya que a los pocos segundos se desclavó, empezaba bien el día.

Seguimos caminando orilla adelante y poco a poco nos fuimos dando cuenta de que esa picada de Pepe había sido una falsa alarma. Conforme andábamos nos quedaba más claro que los peces no querían comer hoy. Alternábamos de señuelos y de formas de pescar pero el resultado seguía siendo el mismo. Los tres bolos.

Continuábamos nuestro camino hasta llegar a un conjunto de rocas, a simple vista un buen sitio de refugio para los peces y de nuevo Pepe fue el que clavó algo. Esta vez yo llegue a ver el pez debajo del agua y se trataba de un lucio pequeño de aproximadamente 1 kilogramo, pero que exactamente igual que en la picada anterior a los pocos segundos se soltó. Los basses se veían por las orillas, y algunos de buen tamaño, pero hacían caso omiso a nuestros señuelos.

No desistimos y continuamos nuestro trayecto hasta llegar a unos grandes cortados, los cuales nos impedían seguir avanzando. Aquí en esta zona fue donde más nos divertimos.

Tras unos lances desde lo alto de las rocas fui yo el que noté un tirón brusco y seco hacia el fondo. No dudé en dar el correspondiente cachetazo y comencé una pelea con lo que parecía ser un buen pez ante la mirada de Eugenio y Pepe que me observaban inquietados. Los cabezazos que daba hacia el fondo me hizo deducir que no se trataba de un bass, y efectivamente cuando asomó se trataba de un buen lucio. Decidí andar con tiento y aguantarle lo mejor posible ya que no tenía terminal puesto. Finalmente ya que no pude yo, Pepe me ayudó a cogerlo mientras yo lo aguantaba desde lo alto de las rocas, el peso del pez sería fácilmente de entre 4 y 5 kg pero cuando Pepe iba a meterle la mano por las agallas para sacarlo, el lucio dio dos cabezazos y consiguió partir mi línea y huir hacia las profundidades con mi señuelo incluido…

Todavía recuperándonos de aquella preciosa pelea sin recompensa, fue la caña de Uge la que se arqueó con otros dos cabezazos, ¿otro lucio? Nunca lo sabremos ya que a Eugenio le partió la línea en menos de un minuto y no se dejó ver por la superficie. Probablemente fuera otro lucio del mismo tamaño.

Ya de camino al coche Eugenio fue el que dio con un señuelo que hizo divertirnos un poco a falta de las preciadas picadas. Un señuelo que hizo que los pequeños basses (no superiores a los 200 g) no dudaran ni un segundo en atacarlo.


Tras la comida decidimos tocar una zona ya conocida y que nos pillaba relativamente cerca, siendo el resultado el mismo, pequeñas raspas al señuelo de Uge pero ningún pez en condiciones.


Esto nos hizo pensar que no era el sitio nuevo el problema si no el día en general para los peces, pero estamos seguros que esta nueva zona tiene que darnos alguna que otra alegría en nuestra próxima visita…

Alex

Descripción (San Juan y Picadas):

Esta vez volvimos a intentar engañar a los peces Javi, mi hermano y yo. Además nos acompañó mi primo, que le apetecía conocer cómo es esto de la pesca.

Nos dirigimos a una parte nueva del embalse de San Juan, siguiendo las indicaciones de mi amigo Santi, ya que la intención era probar suerte con los barbos y con mi nueva caña de cola de rata, utilizando las moscas que el mismo Santi me había regalado.

Llegamos prontito, y motamos las cañas. Suerte que había unos pescadores al lado que conocían la técnica y me ayudaron a montar la caña a la vez que me dieron unas pequeñas instrucciones de los movimientos que había que realizar. Pero ni con esas. En el rato que estuve practicando con esta nueva modalidad no fui capaz de realizar lances más allá de 3 metros desde mi posición.

Después de un rato insistiendo, preferí ponerme con el spinning a ver si algún bass quería alegrarme el día. La cola de rata tendría que esperar al próximo día para seguir trabajando.

Nos dirigimos hacia una zona de piedras y tras un buen rato sin noticias de los peces, me picó lo que parecía un buen pez. Después de pelearlo un rato, conseguí sacarlo del agua y realizarle una foto: un bass de 1.200 kg.


Seguimos avanzando, y observé como otro bass de ese tamaño se lanzó a por mi señuelo pero sin llegar a alcanzarlo… Y hasta ahí, no hubo más noticias de peces por mi parte.

Un rato después, mi cuñado consiguió sacar un bass de unos 300 g con la mala suerte de clavarse una potera al desanzuelarlo. Después de un largo rato de sufrimiento y de las respectivas técnicas quirúrgicas, conseguimos sacarle el anzuelo.

En ese momento decidimos volver a la zona del coche y ponernos a pescar carpas y barbos a fondo para seguir practicando con la cola de rata, pero al llegar a la zona del principio, la moral nos llegó a los suelos… Serían las 10:30 de la mañana y la zona parecía Benidorm a las 13:00 de un domingo de agosto…Por tanto, sin pensárnoslo dos veces, decidimos ir a picadas a probar la misma suerte.

Al llegar, la situación era la misma pero con una abundancia de personas menor, pero no teníamos otra opción, ahí nos quedamos. Pusimos unas cañas a fondo y nos fuimos Javi y yo a probar con los basses… Nada, ni una mísera picada. Pero al volver, vimos a mi hermano lanzando unas cañas de fondo. ¡Que raro! Si mi hermano no conoce esa técnica. Al preguntarles, entendimos que lo que hacía era poner el mismo cebo que en la otra caña, ya que había tenido una buena picada de un barbo, que no consiguió sacar. Era su primera experiencia con los barbos, así que por esta vez se lo pasamos, jejeje.

Y poco más, después de descansar y reponer fuerzas con los bocatas, nos volvimos para casa con la sensación de que me queda mucho camino por recorrer con la cola de rata y con la posibilidad de que mi primo le coja el gustillo y se venga algún que otro día más.

Alfonso

Vídeo de la jornada (San Juan):

No hay comentarios:

Publicar un comentario