lunes, 9 de marzo de 2015

Jornada 1: Embalse de Cijara 07-03-2015

Lugar: Cijara

Fecha: 07 de Marzo del 2015

Miembros: Alejandro, Alex y Eugenio

Descripción:


Había muchas expectativas puestas en esta primera jornada del año, junto con una previsión perfecta del tiempo, así que decidimos emprender el rumbo a la primera de las tres Marías, el embalse de Cijara, para ver si daban la cara nuestros amigos los lucios y los basses despúes de este parón invernal.

Iniciamos el viaje Alejandro, Eugenio y yo, puesto que los demás no tuvieron ocasión de poder acompañarnos y el mono que teníamos por mojar los señuelos era tan grande que apenas conciliamos el sueño en la noche anterior, cosa que apostamos que no somos los únicos a los que nos ocurre, jejeje.

Después de tomar el cafelito y ordenar las estrategias, llegamos a nuestro destino. Para nuestra sorpresa, el embalse había bajado de nivel considerablemente respecto a nuestra última visita.



Empezamos nuestra aventura a eso de las 8 de la mañana y los peces no daban señales de vida por las orillas, pero no tardó mucho Alejandro en capturar la primera pieza del año aproximadamente 15 minutos después del empiece. Un ejemplar de bass de algo más de medio kilo, cosa que hizo que el mono de Uge y mío aumentara más aún si cabe.



Seguíamos avanzando por la orilla y a pesar de la claridad y limpieza del agua, del poco viento que soplaba y del sol que lucía, no conseguíamos avistar ningún bichillo orillado, cosa que nos hizo preguntarnos dos cosas: primero, si estábamos buscándolos en el lugar adecuado y segundo, si sería un error localizarlos en las reculas…

Después de dos horas pateando orilla no habíamos tenido ninguna noticia de ellos, así que pusimos rumbo a tomar un tiempo muerto, hacer un pequeño parón para comer y pensar qué hacer posteriormente.



Tras las dudas anteriores, finalmente cambiamos de rumbo, pero seguimos intentando localizar a nuestros pequeños en reculas así que volvimos a marcar una estrategia, nos fuimos al lado contrario e intentaríamos dar con ellos nuevamente por zonas reculadas aisladas.

Alejandro, optó por tentar mayoritariamente a los basses, ya que había obtenido la recompensa de una captura, Uge, por su parte iría a por lucios y basses por igual, mientras que yo principalmente intentaría localizar a los lucios, pensando en las fechas en las que estamos.

De nuevo pasados 15-30 minutos desde el empiece de la segunda manga, Alejandro logró ver un pequeño ejemplar de lucio siguiendo a su señuelo… de bass… cosa que nos hacía creer en buenos presagios y, no tardando mucho, volvió a sorprendernos con, esta vez sí, un ejemplar acorde a nuestra insistencia. Un bonito black bass de los kileros.



Esta nueva captura hizo que Eugenio y yo comenzáramos a entrar en depresión, jajaja, por lo que no nos quedó más remedio que ponernos las pilas. Fui yo el que se mosqueó cuando en dos lances pude ver que dos lucios que rondarían los 4 kilos se quedaron finalmente a unos 10 cms de mi señuelo… ¿habríamos dado con la zona?

Avanzando y avanzando, seguí utilizando la misma técnica y finalmente dio sus resultados, cuando una hembra de lucio mordió el señuelo. El bajón de la caña fue tremendo y la pelea con el animal se presagiaba larga. El ejemplar de lucio asomó por el medio del embalse, y pudimos observar que se trataba de un pez gordo, unos 5-6 kilos nos dijimos, pero después de una lucha de unos 15 minutos aproximadamente y conforme lo sacábamos de la orilla, pudimos observar que perfectamente podría pasar esa cifra, como así fue. El lucio en cuestión dio un peso en la báscula de 10.49 kg e hizo superar mi récord personal y poner el listón bastante alto para superar el de este año.



Tras haberme quitado el bolo, y de qué manera, parece que era mi turno, y apenas media hora después volví a notar esa inconfundible resistencia al otro lado de la caña, con otro ejemplar de, esta vez, algo más de un kilo. Definitivamente, parece que había dado con la tecla.



Solo faltaba Uge, el que, a pesar de estar pescando con técnicas muy trabajadas y llamativas, no lograba encontrar su objetivo, cosa que nos disgustaba a mi padre y a mí puesto que pensábamos que era más que merecida una captura por su parte.



Ya nos dimos cuenta que se nos estaba echando el tiempo encima, cuando mejor nos lo estábamos pasando, así que decidimos pescar algo más rápida la vuelta. Aun así, yo volví a tocar escama con otro luciete de algo más de kilo y medio y que puso la guinda a un día en el que la cosa se había puesto muy difícil.



Finalmente llegamos al coche, comentamos la jornada y pusimos la marcha hacía las rubitas bien merecidas por nuestra parte, y siendo conscientes de que el lucio tiene bastantes más alegrías que darnos aún por estas fechas…

Alex

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