martes, 15 de octubre de 2013

Jornada 29: Embalse de García De Sola y Embalse de San Rafael De Navallana 12-10-2013

Lugar: García De Sola y San Rafael De Navallana

Fecha: 12 de Octubre del 2013

Miembros: Alejandro, Alex, Eugenio y Pepe (García De Sola), Juanmi (San Rafael De Navallana)

Descripción (García De Sola):

Bueno, otro día más al campiri, en esta ocasión Alejandro, Alex, Eugenio y yo mismo: Pepe.

El día comenzaba fresquito, pero ideal para la pesca. La cosa empezó bastante bien pues al segundo o tercer lance clavé mi primer pez, y único, por cierto, con un peso de 520 g.


La jornada transcurría perfecta para la práctica de la pesca pero a los peces ni se los veía, un desastre, ya que no dimos con el día o con la clave para disfrutar por lo menos un poquito, porque vaya año que llevamos… en fin, por lo menos pasamos el día.


Después de mucho patear todos mis compis consiguieron quitarse el bolo con raspillas de entre 200 g y 400 g, pero al menos todos conseguimos sacar algo. Otro día esperemos que se dé mejor.


Sin mucho más que contar, ya que todo transcurrió sin novedades ni anécdotas destacadas, nos comimos los bocatas y para Madrid hasta la próxima salida.

Un abrazo y buena pesca.

Pepe

Descripción (San Rafael De Navallana):

Por fin después de tanto tiempo sin ir a pescar, pude sacar un hueco para visitar a mi gran amigo San Rafael de Navallana. Esta vez iba solo a la aventura, aunque eran tantas las ganas que tenia de pesca que no iba a dejar que eso me desmotivase. Llegué demasiado pronto al pantano y me toco esperar un poco a que amaneciese, y mientras tanto ese hormigueo por la tripa…

Cuando ya había cierta visibilidad, comencé a andar hasta una zona del embalse que me gusta especialmente. Era una recula bastante grande, aunque el calor de estos últimos meses la dejó prácticamente irreconocible. Al principio comencé con una pesca lenta, ya que no veía mucha actividad, salvo algún que otro salto esporádico por la superficie. El día estaba muy raro, ya que una gran nube cubría prácticamente la totalidad de todo el embalse, y los peces no daban señales de vida.


Dos horas tuve que esperar para notar el primer cabeceo de mi caña. Antes había probado señuelos de diferentes colores y formas hasta que… “Tic tic”. Ya casi no recordaba la sensación de fuerza al otro lado del sedal, pero este bonito bass se encargó de recordármelo. Si bien no era muy grande, ya que su peso no superaba los 350 g, me sacó la primera sonrisa del día. Tras la respectiva foto fue devuelto al agua.


Tras seguir caminando otro rato sin picadas, me fui cerciorando de que la picada anterior había sido una cosa extraordinaria, ya que durante la hora posterior volvió la tensa calma. De repente, entre las nubes comenzó a aparecer el sol, y no sé si debido a esto o no, otro bass se encaprichó del nuevo señuelo que acababa de colocar. Al igual que en el caso anterior, se trataba de otro bonito bass de unos 300 gramos de peso.


A partir de este momento todo, menos el tamaño de los peces, cambió por completo. Raro era el lance en el que no notaba la sutil, aunque agresiva, picada de las bases más pequeños del embalse. Desde esa zona hasta llegar de nuevo al lugar donde se encontraba aparcado el coche, pude capturar un incontable número de estos pequeñajos, rondando la decena de ellos. La alegría que me causaba cada una de estas capturas contrastaba con la cara de incredulidad al ver que mis vinilos desaparecían del anzuelo fruto del ajetreo de los bases.


Además de estos roba-vinilos, logré sacar otros tres basses de un tamaño similar a los dos primeros, aunque seguía teniendo el mal sabor de boca de no poder capturar un ejemplar de mayor tamaño.


Finalmente, decidí poner rumbo a casa tras haber pasado un divertido día de pesca con un final de jornada muy entretenido gracias a las numerosas picadas de nuestros amigos.

Juanmi

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