lunes, 9 de diciembre de 2019

Jornada 24: Embalse de Orellana 07-12-2019

Lugar: Orellana

Fecha: 07 de Diciembre del 2019

Miembros: Alejandro, Alex, Borja y Pepe

Descripción:


Esta vez el sitio elegido fue nuestro preferido, el embalse de Orellana, y los que tuvimos la suerte de poder ir en esta ocasión fuimos Alex, Borja, Pepe y yo. Tengo que destacar que para llegar hasta aquí hay que darse una buena paliza a conducir, pero con el cafelito, el chupito y el bollito se afronta cualquier cosa, máxime cuando vas a hacer lo que más te gusta.

Madrugón de época, carretera, tráfico cómodo y a eso de las 7.30 ya estábamos en destino (Navalvillar de Pela). Aunque hacía frío, el termómetro marcaba 3 grados, los pronósticos señalaban un buen día, sin viento y sin lluvia, como luego así fue, maravilloso día de pesca, si señor.

Una vez más pudimos comprobar al llegar al sitio elegido que lo de camino de cabras es verdad y existe, pero además con el agravante de que llevamos más de nueve años conociendo la zona y sufriéndola cazadores y pescadores. Lamentable el conflicto abierto que tienen planteado entre el dueño de una finca (conocido por todos) y este Ayuntamiento. Conflicto que, si bien es cierto, la Ley al respecto es muy clara: los caminos vecinales no se pueden cercar para evitar cruzarlos (comentario también expresado por muchos vecinos de la zona).



Empezamos el ritual de los preparativos, y en momentos estábamos en el agua, que al igual que los grandes toreros, después de los buenos lances, empezó la fiesta: sobre las 10.30 o así fue Pepolo quien abrió la lata, con una buena captura. Le siguió Alex, al que no se le dio nada mal el día por cierto.



Magnífica jornada de pesca, con buena temperatura, el estado del agua perfecta y con buenas trazas de recuperación del embalse, ¿qué más se podía pedir?

Las capturas, sin ser excepcionales, se iban produciendo, más por parte de Alex y Pepe que por Borja y mía, hasta que en un buen lance, Pepe tuvo la picada del día, un bonito "dientes" de aproximadamente cuatro kilitos o así. La parte desagradable vino después, por mi parte, a la hora de sacar la captura: un mal agarre a la hora de desanzuelar y meter en la sacadera, pez que se resbala, no entra en su sitio y pez al agua, con el consiguiente berrinche y disgusto para todos, lo siento Pepolo, más que si hubiese sido captura mía.

Mientras seguíamos intentando nuevas capturas, Alex y Pepe parecían haber dado con el señuelo correcto. Borja seguía intentándolo y yo conseguí, momentáneamente, la captura que me evitaba el bolo pero no me satisfacía plenamente.



En intervalos de pausas, entre picada y picada, fuimos aprovechando para irnos comiendo los bocatas y así aprovechar mejor el día para no perdernos ni un minuto, dado que, aunque las capturas no eran demasiado grandes (pesando entre los 500 g y el kilo), la pelea y la voracidad con que presentaban batalla era superior a la de los peces de mayor embergadura.



El tiempo se echaba encima, Borja espabiló y, con la ayuda de Alex, encontró su recompensa: unos lucietes que le quitaron el bolo que todo el día le había perseguido al igual que por mi parte, que hasta el final no tuvimos la recompensa.



Deciros que, aunque pequeños, sirvieron para mantenernos en tensión y asegurarnos la diversión hasta el último minuto, nunca mejor dicho, por eso coincidimos todos en señalar la jornada como fabulosa y con ganas de repetir.

Llegada la hora de recoger, ya casi anocheciendo, decidimos emprender el camino de regreso a la sede del club, para celebrarlo con unas cervecitas, comentar la repetición de las mejores jugadas y planear cómo y dónde iremos en la próxima escapada.

Esperamos que os guste, la próxima jornada será mejor y procuraremos vernos antes de que termine el año.

Un abrazo.

Alejandro