lunes, 1 de diciembre de 2014

Jornada 33: Embalse de García De Sola 29-11-2014

Lugar: García De Sola
 
Fecha: 29 de Noviembre del 2014

Miembros: Alejandro, Alex, Alfonso y Eugenio

Descripción:


Nuevo sábado + buen tiempo + muchas ganas = jornada de pesca. Esa fue nuestra fórmula para dirigirnos Alejandro, Alfonso, Eugenio y yo a tentar esta vez a los lucios por aguas extremeñas, más concretamente en nuestra segunda “María”, el embalse de García De Sola.

Como siempre, nuestro desayuno y paradita típica para llenarnos de fuerzas, comentar estrategias y echarnos, como no, las primeras risas mañaneras.

Nos encontrábamos confusos, ya que estamos en una época en la que los peces no se encuentran ni completamente apáticos en el fondo ni sumamente activos por las orillas, así que tendríamos que trabajar para localizarlos.

Alejandro iba bastante bien preparado para no venirse bolo tentando a nuestros amiguetes con el pez vivo, de hecho, es el que más motivación llevaba este día. Nosotros tres, por nuestra parte intentaríamos hacernos con ellos con los artificiales.

Llegamos al sitio acordado y no podía estar mejor el día, sin viento, sin mucho frío que soportar y con el sol brillando cual día primaveral, por lo que fuimos directamente al lío sin perder mucho tiempo.

Los primeros lances de Alfon, Uge y míos nos hicieron descubrir nuestros peores presagios: un día complicado se avecinaba…

Alejandro preparó sus cañas, y no pasó mucho rato cuando una veleta desapareció (preciosa picada, como pudieron comprobarlo él mismo junto con Alfonso). Tras una pelea muy bonita y llenándonos de confianza al resto, logramos visualizar el primer esox del día que rondaría los 2.50 kg. No hay que dudar en que después de las fotos correspondientes fue devuelto al agua sin daño alguno.
 


Bien, a raíz de esto, nuestra fe creció así que seguimos insistiendo… Pasaban las horas, y nosotros no sentíamos ni una mísera picada, no conseguíamos engañarlos con ninguno de los señuelos de nuestras cajas.



El día avanzaba, y el pantano continuaba como al principio, pareciendo una preciosa balsa de aceite. Las veletas de Alejandro se veían a la perfección, hasta que yo mismo vi como una se sumergía hasta las profundidades a una velocidad bestial, ¡picadón! En este caso parecía que el bicho iba a ser más grande que el anterior. La caña estaba muy doblada y Alejandro tuvo que regular su freno en varias ocasiones para lograr hacerse con él y evitar que pudiera cobijarse entre las rocas sumergidas. Finalmente y tras cerca de 15 minutos de lucha, logramos ver al segundo y más grande pez del día. Un precioso lucio de 3.50 kg aproximadamente. Tengo que mencionar la preciosa librea que lucía en su lomo, digna de ver.
 


En estos momentos, Alfonso decidió darse una vuelta por una recula cercana tentando a los basses, probando para ver si la suerte le acompañaba más que con los complicados lucios. Uge y yo por nuestra parte aguantamos un rato con Alejandro, pero viendo cómo se avecinaba el percal, decidimos movernos a otra zona, por lo que nos separamos en tres grupos, Alfonso avanzando en solitario, Alejandro por un lado y Uge y yo por otro.

Contando mi historia con Uge, éste no tardó en localizar un lucio hambriento, y digo esto porque le lanzó tres señuelos diferentes sin conseguir sacarlo aunque sí que el animal intentaba cazarlo y morderlo. Finalmente le lancé yo el señuelo que tenía montado, como era de esperar el lucio se lanzó a por él para morderlo y esta vez sí lo cazó, dándome la alegría de haber conseguido mi única captura del día, aunque sin duda considerándola una captura compartida entre Uge y yo y merecida por nuestra insistencia. El pez rondaba el kilo de peso y después de la foto... al agua patos.



Después de esto, y tras insistir durante otro rato no localizamos ningún pez más. Alfonso se unió a nosotros informándonos de que tampoco a él le había acompañado la suerte. Estuvimos los tres intentando dar con ellos, pero sin mucho que contar.

Cabe destacar que vimos 4 o 5 basses que bien podrían superar los 2 kilos de peso, pero que a nuestros señuelos… ni caso.

Finalmente, nos reunimos con Alejandro, al que ya no le había vuelto a sonreír la suerte. El día estaba perfecto para que los peces hubieran picado, pero después de un rato más de insistencia y, tras comernos el bocata los cuatro, decidimos recoger los aparatos y volvernos a casa en un día complicado pero que sin duda hace que sea cada día más bonita la pesca.

Alex

No hay comentarios:

Publicar un comentario